Se denomina “marea negra” a la masa de petróleo vertida al mar, con
forma de mancha, de gran extensión, que pone en peligro la fauna y la
flora del mar. Además su dispersión alcanza costas y playas, lo cual se
convierte en una de las formas de contaminación más graves.
Los efectos negativos de los vertidos de petróleo son: carencia de
oxigenación, a causa de la película de petróleo que flota encima del
mar; muerte de organismos marinos a causa de la toxicidad directa;
desestabilización de la flotabilidad; pérdida del poder termoaislante de
los animales provocada por la impregnación de las plumas y el pelo.
La evolución de una mancha de petróleo responde a unos parámetros
comunes: los elementos más volátiles se evaporan durante el primer día;
una parte reducida se disuelve i la pueden asimilar los organismos; la
parte más hidrófoba origina unas emulsiones conocidas con el nombre de
“mousse de chocolate”, que más tarde se oxida; una parte precipita al
fondo con los sedimentos y queda enterrada; una parte es degradada por
microorganismos presentes al mar.
Para minimizar el impacto ambiental se recurren a diferentes métodos:
la recogida mecánica; la combustión (aunque es el menos indicado porque
provoca una contaminación atmosférica intensa); el vertido de
detergente para hacer posible la dispersión del crudo; provocando el
hundimiento del crudo, favoreciendo la integración en el sedimento;
favoreciendo la acción de determinados microorganismos que degraden los
componentes del petróleo subministrándoles el alimento que necesiten
para crecer.
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